Historia
En cuanto al inicio en el arte escénico las primeras incursiones entran en la categoría de arte experimental, ya que Héctor Fernández, creador y director de Sensorama tuvo la oportunidad de conducir un programa de radio (WFM) y comenzó lo que llamó “experimentos concreto-abstractos sinestésicos” en los que invitaba a el público radio escucha a usar su imaginación mientras el proponía un tema y vía la radio, les compartía los estímulos y los convocaba a utilizarlos en tiempo real ellos también; si el tema era el agua, transmitía desde una tina y les pedía que ellos se pusieran en contacto con el elemento. La trasmisión la acompañaba de música o sonidos que figuraban o relacionaba con el agua, la gente los escuchaba y le llamaba para narrarle lo que sentía del resultado de la mezcla del tocar agua y escuchar la música. Esos fueron de los primeros experimentos en donde se pudo constatar la profundidad de la sinestesia.
En 1994 se realizó el primer esbozo de dramaturgia sensorial y al tratar de realizarlo Héctor, Demian Lerma, actor y director artístico de la compañía, se dieron cuenta de las dificultades a las que se enfrentarían al no contar con un espacio que cubriera las necesidades escénicas que su obra requería. Sus primeros montajes fueron en la sala de videos y un salón contiguo del museo Carillo Gil. De esta experiencia surgieron muchos datos y descubrimientos sobre la metodología para realizar experiencias escénicas de este tipo como cuántas personas que podían entrar por función (sesión en esa época), cada cuanto tiempo, qué se requería como atrezzo, cuáles eran las posibilidades tecnológicas de la obra, etc. Y fue en ese momento cuando la idea de contar con un espacio diseñado específicamente para este tipo de arte se volvió una prioridad. Muchos lugares como el museo Dolores Olmedo, El museo Soumaya, el Franz Mayer, así como el antiguo Colegio de San Ildefonso, el centro cultural La Moira entre otros le dieron la oportunidad a la compañía de presentar su teatro sensorial en salas adaptadas para su realización. En 2003 gracias al apoyo de préstamos personales y ahorro de ingresos de la compañía se reunieron los recursos suficientes para poder rentar un espacio que funcionara como sede, lugar que se convirtió en el primer espacio escénico especializado para el teatro sensorial en México y América latina. La creación y el desarrollo de escenografía y vestuario sensorial, capsulas y túneles de inmersión sensorial, investigaciones tecnológicas y talleres para la capacitación de los artistas miembros de la compañía artística se volvieron ejes fundamentales de la compañía que fueron posibles gracias a la instauración de la sede.
Actualmente Sensorama es una compañía artística mexicana que ha logrado producir por si misma el 100% de sus obras y que además ha logrado mantener su propia sede en la que actualmente tiene en cartelera cuatro obras diferentes.